Un mañana muy temprano unos hombres llevaron a un tigre al zoológico de Mayagüez. Colocaron la jaula alejado del león pensando que era muy peligroso tenerlos cerca. Al irse los hombres Alex, el león, decidió acercarse a la jaula. Comenzó a halar la soga hasta que esta se rompió. El tigre observó asombrado lo que hacía el león y pensó que se lo iba a comer.
- ¡Hola! Soy Alex- se presentó el león.
- ¡Hola! Soy Anibal- le dijo el tigre.
- ¿Quieres ser mi amigo y jugar?- le preguntó el león.
- Ayúdame a salir- le dijo el tigre.
El león ayudó al tigre a salir y comenzaron a jugar. El león estaba feliz porque nunca tenía amigos, porque los animales pensaban que era feroz y le tenían miedo. Todos se quedaron asombrados cuando lo vieron jugar.
Anibal le pintó unas bellas líneas a su amigo. Alex le pusó una peluca al tigre y lo pintó todo de un color. Al finalizar se fueron a pasear por el zoológico. De repente, escucharon que unos hombres que se acercaban.
-Tenemos que llevarnos al tigre-dijo uno de los hombres.
-Les gustara mucho a los niños que vayan al circo-dijo el otro.
-Mira el tigre, está cerca-dijo el hombre.
-No, yo no soy el tigre-dijo Alex.
-Yo soy el tigre-dijo Anibal.
Laurelys Hernández
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