Un día soleado una gata llamada Flora iba para el campo a buscar frutas. De repente se resbaló en un rio.
-¡Ayuda! ¡Me ahogo! –decía la gata Flora muy asustada.
-¿Pues tú crees que te voy ayudar? ¡Pues no!-dijo la cotorra.
-Si, por favor- pidió la gata Flora.
-Crees que me voy a mojar-le dijo la cotorra
-¡Algún día necesitarás de mí!-le gritó la gata Flora.
La cotorra siguió su camino. Iba repitiendo todo lo que había aprendido. Escuchó un ruido y se asustó. Apareció de pronto un lobo y la atacó.
-¡Ahora te atrapare!-exclamó el lobo.
-¡Ayuda, Ayuda!-gritó la cotorra.
La gata iba por el camino con el gato que la había ayudado al salir del río. Al escuchar los gritos de la cotorra fueron a su rescate. El gato al ver al lobo quedó petrificado. La gata atacó con la garras al lobo. Este asombrado salió huyendo. La gata y el gato ayudaron a la cotorra.
-¿Estás bien?-preguntó el gato.
-Sí, un poco herida, pero bien-contestó la cotorra.
-No, estás heridas-preguntó preocupada la gata.
La cotorra no se atrevía mirar a la gata de frente. Mirando al piso comenzó a hablar.- Perdón por no ayudarte en el rio-se disculpó la cotorra.
- Espero que si vuelve a ocurrir, me ayudes-le comentó la gata.
- Claro, aprendí una buena lección hoy- le dijo la cotorra.
Zorielys Arroyo Cintrón
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