Era una vez un caballo y un burro que estaba en el bosque poder hacer una carrera. Mario, el caballo, quería saber ser el primero en llegar a la meta, pero Pedro, el burro, quería ganarle la competencia.
Mario estaba preparado para correr y sabía que era más rápido que Pedro. Al decir en sus marcas listos fuera Mario corrió con todas las fuerzas y dejo a Pedro atrás. Mario siguió corriendo y al no ver a Pedro decidió sentarse a descansar. Pensó que podía descansar y cuando viera a Pedro entonces volvería a correr. Mario se recostó de un árbol y se quedó dormido.
Pedro siguió caminando y al pasar se fijó que Mario se había quedado dormido. Pensó despertarlo, pero se acordó de las burlas que Mario siempre le hacía. Por lo que decidió seguir, aunque sabía que era probable que se despertara.
Al ver la meta cerca Pedro se sintió emocionado y sus compañeros al verlo comenzaron a gritar y aplaudir. Mario comenzó a escuchar el ruido y se despertó de malhumor. Comenzó a correr con rapidez y de pronto se cayó.
La gente felicitaba a Pedro y comenzaron a reírse de Mario. Pedro se sintió muy mal, por lo que fue hasta Mario y lo ayudó a levantarse. La gente se quedó sorprendida de la acción de Pedro y comenzaron a aplaudirlo.
Mario se asombró y le dio las gracias a Pedro. Luego de lo sucedido se convirtieron en grandes amigos.
Sofía Borges Santiago
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