El león disfrutaba de la hermosa vista del territorio de la sabana, lo que lo hacía sentirse dueño de todo. Un día se quedó observando detenidamente a un leopardo que había llegado a su territorio.
-¿Qué haces por aquí- pregunto el león.
-Soy un vendedor ambulante de prendas- le explicó el leopardo.
-Enséname esas prendas- le pidió el león.
-Son muy caras, pero muy hermosas- dijo el león.
-¿Qué haces querido león?- le preguntó la leona.
-Comprando unas hermosas prendas- le explicó el león.
-Recuerda que apenas tenemos dinero para comer-dijo la leona.
-Tengo dinero guardado y lo utilizare- le comentó el león.
-El dinero es para la comida de la manada, ya tenemos muchos
cachorros, todos ellos menores de tres años-le explicó la leona.
-Están grandes ya, que salgan a cazar-le dijo enojado el león.
Al pasar el tiempo la comida empezó a escasear, los cachorros no sabían cazar. La leona fue en busca de ayuda al pueblo más cercano y se encontró con el leopardo.
-Ayúdenos por favor, no tenemos ni comida-le dijo al leopardo.
-Ustedes me compraron unas prendas carísimas-dijo el leopardo
-El león compró, compró y se quedó sin dinero-dijo la leona.
Un panda que pasaba por el lugar escuchó a la leona y se preocupó muchísimo. El Panda compró comida y la repartió por el territorio.
Melly Maldonado
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